Thursday, November 30, 2006

EL VOTO CANINO

Durante la campaña de la segunda vuelta electoral escuché a muchos amigos cercanos y reales decir que iban a votar por Noboa. Que les daba “miedo” lo que podría pasar con Correa en el poder. Que preferían que las cosas “se queden como están”. Y cada vez que los escuchaba me preguntaba lo mismo, ¿Por qué será que la clase media siempre busca darse una importancia que no tiene? ¿Por qué la pequeña burguesía se regodea pretendiendo formar parte de algo a lo que no pertenece? ¿Por qué en vez de plegarse a una lucha solidaria hacia mejorar la situación de los que están más jodidos que ellos deciden enclaustrarse en su estupidez y respaldar a quienes se burlan de su supuesto buen vivir, de su respeto a las buenas costumbres, de sus sueldos agradables pero insuficientes, por qué avalar a los que al final del día lucran injustamente de su trabajo honesto y esforzado?

¿Qué tipo de complejos los acompañan, qué pensamientos insulsos trafican sus almas?

¿Será que consideran mediocre el ser blancos y no ser ricos? Yo no tengo idea. Por que una cosa es tener una posición cómoda dentro de la sociedad y otra es declararse egoísta abiertamente. Eso no es cosa fácil. Y ellos lo hicieron.

Decir: “voto por Noboa por que no quiero que nada cambie”, es ser un careverga. Es actuar como una bestia. Es no tener sentimientos hacia nada y hacia nadie. Es decir: “yo voto por esta bestia por que creo que lo correcto es mantener en la oscuridad y atraso a todo el país para que yo siga viviendo mi existencia mediocre y reposada”. Mis amigos hicieron eso. Y de eso es de algo de lo que no me estoy pudiendo recuperar.

Yo lo que no entiendo es que si quieren las cosas se queden como están, ¿por qué no se pegan un tiro en el mate mejor?

Ahora, también puede ser que no sean malos de alma, si no simplemente ignorantes. Subdesarrollados, tercermundistas, con bajos niveles de inteligencia y una marcada ausencia de criterio propio. Eso suena como una buena descripción de un derechista. Y estoy seguro que es su caso.

Quisiera pensar que son más víctimas que truhanes. Pero sé que en el fondo no es así. Es simplemente la suma de complejos que los llevan a no tener conciencia social. La gente es débil. Y el débil siempre es egoísta. Prefiere que se joda el resto y salvarse solo antes que realizar un esfuerzo conjunto por el bien común. Y la mente no le da para darse cuenta de que aquí o nos salvamos todos o nos jodemos todos. El feudalismo ya no funciona en la era mediatizada, las noticias de la miseria se nos presentan en cada segundo por televisión o en la forma de un revólver apuntándote al pecho.

Pero perdieron. Como perros. Por votar como perros.

Y yo no soy Correísta. Yo no voté por él en la primera vuelta. Pero anteayer me alegré de verlo a Correa sereno, escuchar las declaraciones sobrias y organizadas de los de Alianza País. Dan una impresión de coherencia y de alegre tranquilidad. Pero sobre lo que vaya a pasar no es sobre lo que quiero escribir.

Porque por más que intento ser un buen cristiano, y alegrarme más por el triunfo de Correa que por la Derrota de Noboa, más me puede el placer del odio bien ubicado, el odio vencedor. Y eso a un nivel psicológico y espiritual podría llegar a preocuparme.

Pero no lo logra por que decido amar mi odio, vivirlo plenamente.

Regodearme en el placer del vencedor y mearme sobre el dolor del perro hijueputa que subestimó a su propia gente, a la que desangra para vivir como le enseñaron.

Hoy bailo victorioso sobre el charco de su llanto lastimero y pueril.

Río feliz frente sus millones derramados y bien regalados, sobre sus sillas de ruedas en manos de quienes las aprovecharon.

Hoy deseo profundamente la fiscalización de sus arcas, el levantamiento de sus obreros, quiero ver cooperativas de vivienda en la Clementina, a los choferes de sus camiones sindicalizados.

Disfruto la burla secreta de sus secretarias, el placer oculto de su esposa frente a su derrota.

Miro plácido su lugar en la historia como un perro en cuatro patas rebosante de soberbia, de dinero, de prepotencia.

Pero más que nada disfruto profundamente del más grande y absoluto dolor y vergüenza, vergüenza frente a una derrota salvaje e inescrutable, frente a una culietiza popular aplicada sin piedad alguna, un triunfo que rescata la inteligencia y la visión de un pueblo bello que supo decirle a su patrón:

COJO TU PLATA PERO TE METO LA VERGA. Y POR EL CULO.

Gracias, gracias, gracias, gracias, compatriotas.

Discúlpenme por haber dudado de Uds. Pero en el fondo de mi alma, yo sabía que eran un sable con doble filo. Como yo.