Monday, December 11, 2006

MUERTE DEL PEÓN

Ha fallecido el que sabemos.

El secretario de Kissinger.

El que nació en Valparaíso, y que a través de los escalones del poder, llegó a ser representante de la CIA en Chile.

Durante 17 años atacó a plomo y picana a quienes intentaban recordarle que ellos habían elegido el socialismo por la vía democrática, y que lo que le estaban mandando a hacer a él, se oponía frontalmente a la voluntad popular.

Por eso es que los chilenos son como los hijos de un padre alcohólico y abusivo. Por que tenían un padre de esos borrachos estrictos, de los que se ajuman como perros y les sacan la madre a los hijos, pero al día siguiente los obligan a ser los primeros de la clase. A los que les gusta que los hombres sean bien hombres y que son capaces de matar una hija si saben que tira con el novio.

Ese chuchaqui terrible viven los chilenos. Es un trauma nacional que provoca hogueras en las calles y violencia en cada esquina.

Y la enfermedad subyace. En la televisión salió una vieja chilena diciendo “le debemos todo al general, por que gracias a él, acá no vivimos como en Cuba”.

Claro, no viven como en Cuba. Pero eso es lo que querían cuando votaron por Allende. Por lo tanto, no viven como quieren.

Y han perdido una oportunidad más. Por que el hecho de que el peón haya muerto de causas naturales y estando en libertad, es una verdadera pena.

Por que hoy su muerte es un hecho intrascendente. Los asesinatos que cometió son cosa del pasado. Hoy en día, que un fósil que nació a principios de siglo esté vivo o muerto no tiene ningún significado.

Al final del día, en el 73’ los chilenos perdieron. Y ese trauma no los deja tranquilos.

No es una cuestión de ideologías políticas, ni de indicadores económicos, ni de PIB, ni de puntajes de riesgo país, ni de índices de corrupción, ni de tesis neoliberales o comunistas o socialistas, no es cuestión de Chávez o Bush, ni tiene nada que ver con la globalización ni la antiglobalización, ni siquiera tiene que ver con el intelecto ni la academia ni la posmodernidad. Es una pregunta puramente existencial, que solo puede ser contestada sin pensarlo dos veces:

¿Vale la pena vivir bien bajo la voluntad de otro o es preferible estar jodido bajo la voluntad de uno mismo?

Yo solo me alegro cada vez que los veo en la tele sacándose la madre con los carabineros.



11 de septiembre del 1973, 8:45 A.M. Radio Corporación, Salvador Allende a la nación:

"Compañeros que me escuchan:

En esta hora aciaga quiero recordarles algunas de mis palabras dichas el año 1971, se las digo con calma, con absoluta tranquilidad, yo no tengo pasta de apóstol ni de mesías. No tengo condiciones de mártir, soy un luchador social que cumple una tarea que el pueblo me ha dado. Pero que lo entiendan aquellos que quieren retrotraer la historia y desconocer la voluntad mayoritaria de Chile; sin tener carne de mártir, no daré un paso atrás. Que lo sepan, que lo oigan, que se lo graben profundamente: dejaré La Moneda cuando cumpla el mandato que el pueblo me diera, defenderé esta revolución chilena y defenderé el gobierno porque es el mandato que el pueblo me ha entregado. No tengo otra alternativa. Sólo acribillándome a balazos podrán impedir la voluntad que es hacer cumplir el programa del pueblo. Si me asesinan, el pueblo seguirá su ruta, seguirá el camino con la diferencia quizás que las cosas serán mucho más duras, mucho más violentas, porque será una lección objetiva muy clara para las masas de que esta gente no se detiene ante nada."


Los chilenos de verdad conocen la respuesta.